¿Qué hace un Tanatólogo?

Hasta el día de hoy me encuentro con personas que no han escuchado nunca el término Tanatología y mucho menos saben de qué se trata la labor de un Tanatólogo. Esto pasa porque es relativamente nueva esta disciplina en América Latina.

A principios del siglo XIX la Tanatología era parte de la Medicina Forense y se encargaba del estudio de la muerte y los cadáveres desde el punto de vista médico-legal. Pero la Tanatología como la conocemos hoy en día nació a partir de la década de 1960 gracias a los estudios de Elizabeth Kübler-Ross con pacientes terminales, definiendo esta disciplina como una ayuda para el enfermo terminal y sus allegados en los procesos de duelo.

Ahora sabemos que el duelo puede aparecer no solo con la muerte propia o de un ser querido, sino también para otras pérdidas significativas como: separación, divorcio, enfermedad, jubilación, proyectos o pérdidas materiales. Fue cuando la Tanatología moderna se constituyó como una herramienta para el manejo del duelo en un rango más amplio.

Y entonces hoy en día, ¿qué hace un Tanatólogo?

El Tanatólogo es un acompañante en el camino del duelo. Su función es apoyar al doliente con las emociones, pensamientos y conflictos que surgen a partir de la pérdida de una persona o cosa. A través de la escucha activa, dinámicas terapéuticas, contención y normalización de los síntomas, la persona puede expresarse y actuar con mayor conciencia de la nueva realidad que vive.

Las funciones principales de un tanatólogo son:

  • Ofrecer información acerca de las manifestaciones normales del duelo y de los factores que intervienen en el proceso.
  • Escuchar al doliente sin juicios y de manera empática.
  • Ofrecer herramientas para el manejo de emociones desagradables.

El Tanatólogo no necesariamente es psicólogo, pero es importante que tenga conocimientos avalados y otros cursos o diplomados en salud mental. Si el Tanatólogo percibe otra clase de problema tendrá de referirlo con algún otro especialista.

¿Qué NO hace un Tanatólogo?

  • No te va a decir lo que tienes que hacer. No existe una “receta” especial para terminar el duelo.
  • No te va a decir “no llores”. Al contrario, se busca la expresión de las emociones y puede orientarte para hacerlo de manera sana, pero jamás reprimirlas o ignorarlas.
  • No te va a juzgar. Nada es bueno o malo en tu proceso. Encasillar las emociones o conductas, lo único que trae es culpa.
  • No te va a prescribir medicamento. Eso sólo lo puede hacer un médico.
  • No puede hablar con los muertos. A veces el término confunde a las personas y creen que el tanatólogo  es algún tipo de chamán o vidente.