El duelo es un proceso de adaptación a una nueva vida sin aquello que perdimos. Puede ser una persona, pero también puede ser un objeto, un sueño, una etapa de la vida, una condición de salud y todo aquello que nos daba una seguridad que no queríamos perder. Aunque se habla de etapas o fases, no quiere decir que sean pasos a seguir. El duelo es algo tan personal que no puede ser comparado ni con otra persona ni con otra pérdida. No se siente igual y podemos reaccionar de manera diferente.
De repente vino un suceso que puso mi mundo de cabeza. ¿Cómo salen todas esas emociones por mi cuerpo? ¿Qué pasa por mi mente? ¿Qué sucede con mis relaciones? Todo en mí está cambiando, se está modificando y muy probablemente, ya NADA será igual. Y te tengo una noticia: eso no está mal.
En un inicio nos aferramos y no queremos soltar esa vida que teníamos “segura”. La verdad entre más nos quedemos con esa intención, más doloroso será. No hay mejor forma de llevar el duelo que sentirlo. Y todo eso que sientes es normal. No tengas miedo (bueno, tenlo pero sé consciente de él). No hay emociones buenas o malas. Deja de juzgarte o juzgar a los demás por no llevar el proceso como tú.
Y entonces ¿qué es normal? Ésta es una pequeña lista de lo que puedes pensar o sentir:
- Cambios en el sueño y la alimentación
- Tristeza profunda y llanto incontrolable
- Vacío en el estómago
- Conducta distraída y dificultad de concentración
- Opresión en el pecho y garganta
- Palpitaciones
- Aislamiento social
- Hipersensibilidad al ruido
- Obsesión por soñar con el fallecido
- Sensación de no ser tú
- Evitar recordatorios del fallecido
- Falta de aire
- Debilidad muscular
- Llevar y atesorar objetos
- Falta de energía
- Dolor de cabeza
- Sequedad de boca
- Hiper-hipo actividad
- Pérdida de memoria
- Apatía
- Incredulidad/Irrealidad
- Enojo
- Confusión
- Frustración
- Soledad
- Culpa y autoreproche
- Sentido de presencia y alucinaciones
- Pensamientos e imágenes recurrentes
- Insensibilidad
- Problemas estomacales
- Distanciamiento/enojo con Dios
Y seguro hay más manifestaciones del duelo porque en cada persona puede variar. Perder algo o alguien siempre va a implicar diversas emociones, así como maneras de expresarlas. Lo mejor es identificar y saber que estamos en medio de un proceso de adaptación y que la tormenta va a pasar. No quiere decir que el tiempo lo cura todo, es más bien lo que haces con ese tiempo. Si abrimos los ojos en ese camino, nos daremos cuenta que hay cosas y personas que sí tenemos.
Nuestras relaciones también pueden cambiar. Es muy común que nos sintamos poco comprendidos. En efecto, los demás no sienten lo mismo que tú, pero eso no quiere decir que no tengan cariño por ti o no les importes. Recuérdalo siempre. A veces las personas se alejan para darte tu espacio o porque no saben qué decir o hacer (y no los puedes culpar por eso). Es cierto que también descubres que hay personas que llegan o reaparecen como verdaderos ángeles terrenales y te acompañan en este nuevo viaje de reconstrucción.
Si estás pasando por un duelo nunca pierdas la esperanza. Una de las mejores formas de pasarlo es estando acompañado(a) por un amigo, familiar o terapeuta porque debes saber que no estás solo(a).